miércoles, 10 de junio de 2009

CRONICA DE PASTO


EL POTRERILLO

Día a día, aferrados a la fe cientos de nariñenses trabajan como vendedores en la plaza del mercado el potrerillo con el único fin de ganarse un sustento para ellos y sus familias.




En un rincón de pasto, al sur oriente de la ciudad, en un sitio conocido como el potrerillo existe una gran fuente de empleo y un gran centro de ayuda para los pastusos.

Aunque este centro este olvidado por muchas gentes del gobierno municipal, cada día sus vendedores luchan enérgicamente para seguir adelante y aportar día a día con el mejoramiento de este lugar.
Luchas y esfuerzos que en estos días ha debido ser más severa y estricta ya que es contra la Delincuencia común que se ha venido presentando en las calles de pasto y por el centro potrerillo, que es principalmente lo que ha desbordado el alto índice de inseguridad en este lugar.

Pues que aunque para muchos de la alcaldía de esta ciudad tres o cinco policías que custodian este sitio son suficientes; para los habitantes de este lugar la cifra de patrulleros es limitada.
Pero aun a si los vendedores del potrerillo no se han rendido y cada día sus esfuerzos muestran algunos resultados.

Pero de todas formas el comienzo de un día duro y despiadado inicia con una madrugada fría y nublada en donde Sin importar la edad, sin importar si es hombre o mujer, niño o anciano, cada trabajador debe estar ya en pie antes de que salga el sol y antes del que el reloj marque las dos, por que para ellos el madrugar es ganar.

Como lo afirma Noé cerón uno de los tantos coteros que usted puede encontrar en una plaza como esta, dice haber dedicado casi toda su vida, pues asegura vivir trabajando mas de cuarenta años en este oficio y quien a pesar de que su trabajo no le da para soñar con riquezas lo hace únicamente para vivir sin hambre.


Una plaza en donde la competencia no se hace por coronas ni trofeos, si no por el único propósito de vender y donde las metas no son por deporte, si no con la fin de llevar comida a su casa. En donde los letreros más grandes, las voces más fuertes, las frases más llamativas, aunque incomode a muchas personas son la única arma de atraer a los clientes.

Una plaza en donde, solamente el amor por la familia hace que estas personas trabajen en condiciones casi Infrahumanas; como lo afirma el señor Ramiro Ospina quien asegura que ha trabajado en muchas ocasiones por solo 8 mil pesos desde las dos de la mañana hasta casi el medio día. Hechos que ha tenido que soportar por más de 50 años.


Un lugar que es fuente de trabajo pero no fuente de altas rentabilidades.
Puesto que lo que más se puede

Llegar a ganar aquí es doscientos
Mil pesos, Como lo dice la señora
Miriam salas quien asegura no
Vender más de 150 mil pesos al mes.


Y entonces. ¿Qué dirán algunos congresistas frente a esto? ¿Cuando ellos certifican que en este país de impuestos el salario mínimo no da para vivir en condiciones humanas?

Es un hecho que parece mentira pero que lastimosamente es real

Real porque cuando ya llega el momento de retornar a sus casas muchos de los laboriosos se encuentran que su trabajo o sus ventas no han dado ganancias para llevar el pan a sus familias. Por eso como lo dice el señor Noé cerón lo único que nos queda decir simplemente es que nos hemos “blanqueado”. Pero sobre todo la única ilusión que nos puede quedar es la fe y la esperanza, para que el día siguiente se recupere lo perdido.

Pero a pesar de estos atropellos el centro potrerillo es un lugar que se representa en la amabilidad y gentileza de la gente y que en medio de la cebolla, las papas, las gallinas, las cartas, el domino, el parques, las acelgas, los tomates, los huevos, los plátanos y los bananos es un sancocho de lleno felicidad para visitantes y vendedores.

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