martes, 12 de mayo de 2009

Debate entre una mujer y el mal




En un callado y húmedo pueblito del Rosario, donde la gente era humilde, tímida y un poco graciosa en su forma de vestir sucedían desapariciones extrañas y problema por el cual llevo a reunir un día a un grupo de campesinos a la casa de Doña Claudia, una mujer muy voluptuosa, de cabello rubio y mirada agradable con la que reflejaba su gran ternura, fe y sinceridad quienes ante su confusión y curiosidad se preguntaban:

¿Por qué desaparece cada noche una mujer?

Y lo mas extraño es lo que contaba Jairo un hombre de barba larga y similar a un pordiosero que solía siempre pasar en horas de la tarde y quien justo en ese momento mediante las preguntas de esta pobre gente campesina sin hallar respuesta les paso diciendo:

- ¡esas mujeres! Son llevadas por el amo de la cascada azul jajajajajaja…

Y así este hombre lanzaba carcajadas mientras se alejaba continuando su destino y dada esta actitud por este hombre llevo a los campesinos a sentir la curiosidad del por que lo decía con gran seguridad.
Mediante discusiones doña claudia después de aquella respuesta de aquel hombre extraño que pocos conocían dijo:

- ese señor llamado jairo ¡es quien tiene a las mujeres! Ho por que esa actitud ¡Ah!

Al ser escuchada Claudia por sus vecinos hizo despertar mayor zozobra ante confusa respuesta.

- pero ¿como podes confirmar que eso es verdad? Yo jamás eh visto a ese hombre por allá.
Exclamo una mujer que iba pasando hacia la escuela que quedaba junto a la cascada azul.
Terminando así la tarde, después de aquella discusión con algunos de los campesinos termino esta sin ninguna explicación. Los días pasaron y desde aquella reunión en las noches siguientes no se volvió a desaparecer una mujer, Claudia mientras que una tarde se dedicaba a arreglar su jardín y mirando a su vecina le pregunto:

- ¿no me creían? ¡verdad!
Entonces su vecina le responde sorprendida y confusa

-¡como dice ¡ ¿ de que habla?

Y Claudia dice:

¡Eeeehh como así! Pues de las mujeres que desaparecían y ustedes no creían que aquel señor jairo era el responsable… o por que cree que ya no desaparecieron mas mujeres….
Tiene razón doña Claudia, dijo su vecina mirando hacia donde quedaba aquella cascada azul y terminando aquella plática en aquel momento por casualidad apareció aquel hombre que doña Claudia culpaba…era justamente Jairo quien tenía una mirada enfurecida y agarradora que con vos atemorizante se dirige a ella diciendo:

¿Por que me culpa? Vieja incrédula… ¡ahora sabrás que es verdad lo que digo! Y mi amo te llevara hasta lo mas profundo de la cascada azul.

Mientras la vecina de Claudia se ocultaba en su casa pensando y en vos baja diciendo:

- ese hombre esta borracho… ¡Dios! que hago.

Mientras tanto Claudia ante las palabras de aquel hombre sintió un miedo profundo e inexplicable llevándola al instante a caer inconscientemente en su jardín. Luego de un rato al ya no oírse nada la vecina sale y la curiosidad por saber que había pasado empezó a llamar:

- ¡doña Claudia! ¡Doña Claudia! Fue tan repetitivamente las veces que llamo que se llego a preguntar ¿será que salió? Pero si esta la puerta abierta, ¡que pasaría Dios mío!....

Desde aquella tarde los habitantes con lo dicho y visto de esta mujer confirmaron que lo que había afirmado aquélla mujer desaparecida había sido algo verdadero y lo mas raro es que desde aquella ves se escucha gritos de la mujer en aquella cascada azul.

- yo las he salvado y mi cuerpo y alma esta debatiendo contra este demonio.


Son aquellas palabras que salen por ecos a la media noche y lo mas increíble es que solo se escucha debatir a Claudia contra el mal que se apoderaba de cada mujer… pues desde que doña Claudia fue raptada por aquel hombre jamás volvió a desaparecer una mujer con lo que aquellos campesinos recuerdan siempre aquella mujer como a una salvadora santa que debate y lucha contra el mal que solía atormentar y llenar de zozobras a este lejano y silencioso pueblito del Rosario.

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